A través del tiempo, la estética fue mutando y a las bolas se le sumaron guirnaldas y luces.
Como tradición el 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, se arma el árbol de Navidad, que ocupa un lugar en los hogares hasta el 6 de enero, Día de Reyes. La fecha esperada tanto por adultos como niños anticipa la inminente llegada de las fiestas.
En Argentina la costumbre de armar el arbolito comenzó en 1807, cuando un irlandés trasladó este hábito al país decorando un pino en una plaza pública.
El universo, la prosperidad, la vida, siembra y cosecha son otros de los significados que se le atribuyen al pino. Lo que hoy son los adornitos o esferas de colores, originalmente eran manzanas que recuerdan el paraíso donde Adán y Eva cometieron el pecado original, según la Biblia.
Es una práctica que ya traspasó las barreras de lo religioso y se instaló como un evento que se expande por todo el mundo.
A partir de hoy en los centro comerciales, monumentos y calles se verán los armados los árboles, con distintos estilos, colores pero con la misma impronta de espíritu navideño.