Nada en su trayectoria hacía prever el destino extraordinario que le reservaba la Providencia a Jorge Mario Bergoglio aquel 13 de marzo de 2013 cuando se convirtió en el líder de la Iglesia católica que recordará la posteridad
El Papa Francisco murió este lunes de Pascua a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta, según confirmó oficialmente el Vaticano.
En los últimas horas presentó dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda debido a una importante acumulación de mucosidad endobronquial, según detalló el comunicado diario emitido por el Vaticano.
A lo largo de su internación, el Papa también sufrió una insuficiencia renal, una infección polimicrobiana y anemia que requirió transfusiones de sangre, además de oxígeno suplementario para facilitar su respiración.
Su muerte marca el fin de un pontificado histórico, caracterizado por una apertura hacia los sectores más vulnerables, una reforma profunda de la Iglesia y una firme postura frente a los desafíos sociales del mundo contemporáneo.
Nacido como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, fue elegido Papa el 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI. Su elección rompió con siglos de tradición europea en el Vaticano: por primera vez, un latinoamericano y jesuita llegaba al trono de San Pedro.
Durante sus más de diez años de pontificado, Francisco impulsó una profunda renovación de la Iglesia. Fue una voz activa por los derechos de los migrantes, el cuidado del medio ambiente y la justicia social. Enfrentó con firmeza los casos de abusos dentro del clero y pidió una Iglesia más cercana a los pobres y menos centrada en las estructuras de poder.
Se espera que en las próximas horas el Vaticano anuncie los detalles del funeral y los pasos a seguir para la elección de un nuevo Papa.