Sandra, una joven de Pinamar, decidió donar su médula ósea para salvar la vida de un nene de seis años que vive en Turquía. La extracción se realizó en el Hospital Alemán y, una vez concluido el procedimiento, la médula quedó preservada en una bolsa especial lista para ser trasladada en valija térmica hacia su destino. El receptor ya espera en Turquía y, en los próximos tres meses, se sabrá si su cuerpo acepta el trasplante.
La historia de Sandra pone en primer plano la importancia de la donación de médula ósea. Muchas personas que necesitan un trasplante no cuentan con un donante compatible en su familia, por lo que la esperanza depende de voluntarios como ella que se inscriben en los registros nacionales. La médula ósea contiene células capaces de regenerar la sangre y el sistema inmunológico, lo que la convierte en una herramienta vital frente a muchas enfermedades.
Convertirse en donante es un proceso sencillo: cualquier persona de entre 18 y 40 años, con buen estado de salud y más de 50 kilos de peso, puede hacerlo. Solo se requiere donar una unidad de sangre en un centro habilitado, donde además se toma una muestra para determinar la compatibilidad genética. Los datos se incorporan al Registro Nacional de Donantes Voluntarios del INCUCAI, y en caso de ser compatible con un paciente, la persona voluntaria será convocada para realizar la donación efectiva.
En Pinamar, quienes deseen sumarse pueden acercarse al Centro de Hemoterapia del Hospital Comunitario, donde es posible donar sangre y manifestar la voluntad de inscribirse en el registro de médula ósea. También se puede realizar el trámite en el Hospital Alemán o en otros centros autorizados por el INCUCAI.
El ejemplo de Sandra demuestra que un gesto solidario puede traspasar fronteras y cambiar la vida de alguien al otro lado del mundo. Donar médula es dar esperanza, y cada inscripción en el registro es una oportunidad más de salvar una vida.